Que es el ZaZen


Zazen es la forma japonesa de la expresión china 坐禅 que significa "meditar sentado".
La palabra Zen proviene del sánscrito "dhyana" (atención plena al momento presente), que pasó a China, convirtiéndose en "Chan", y luego en Corea se transliteró fonéticamente en "Son", llegando finalmente a Japón, donde su transliteración es la actual palabra Zen.

El zazen es una práctica del cuerpo y el espíritu que despierta nuestra fuerza vital, equilibra nuestras funciones cerebrales y sistema nervioso, al tiempo que armoniza al hombre con la naturaleza.

La esencia de la meditación zazen está en llevar al practicante a vivir en el momento presente, el “aquí y ahora”. Algo sumamente difícil en una sociedad como la nuestra en la que las personas viven embargadas por el miedo y la ansiedad ante el futuro, proyectando continuamente sus deseos de obtener más dinero, más amor, más belleza, más salud, más placer, más de todo. Y sin darse cuenta de que así sólo consiguen el efecto contrario: acumular estrés y perder su fuerza vital.

En un mundo como el nuestro, la meditación zazen, cuyos efectos más inmediatos son la quietud y el silencio interior, parece sacada de un cuento de ciencia-ficción y sin embargo precisamente porque estamos perdidos en una sociedad de vértigo consumista, la paz interna se antoja cada vez más necesaria para la salud de cuerpo y mente.

La postura

Nacida hace veinticinco siglos en el seno del budismo mahayana, este tipo de meditación no es una doctrina ni una filosofía. No consiste en una teoría, ni en un conocimiento intelectual, sino en la práctica de la postura en la que el Buda Sakya-muni alcanzó el despertar o iluminación (satori).

Buda no pretendía crear una nueva religión, si no hallar la forma en que el ser humano se liberara del sufrimiento y del dolor. Y, en su búsqueda, lo que encontró fue una posición, un modo de concentración y de respiración que llevan al vacío interior equilibrando cuerpo y espíritu. Por eso se dice del zazen que es una especie de medicina para las enfermedades de la naturaleza humana.

La palabra zazen significa por una parte “comprender la esencia del universo” (zen) y por otra, “sentarse sin moverse, como una montaña” (za).

Sentados en una esterilla o almohadón que sirva a nuestro propósito  se cruzan las piernas en la posición de loto o de medio loto. Si ello no es posible, y se cruzan las piernas simplemente sin colocar el pie en el muslo opuesto, aun así es esencial que las rodillas empujen el piso. La columna vertebral bien derecha, el mentón entrado y la nuca estirada, la nariz en la misma línea vertical que el ombligo, se empuja la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza.


Se pone la mano izquierda en la mano derecha, las palmas hacia el cielo, los pulgares se tocan, formando una línea derecha. Las manos descansan en los pies, los cantos en contacto con el abdomen. Los hombros están relajados. La punta de la lengua toca el paladar. La vista está puesta aproximadamente a un metro de distancia en el suelo sin mirar nada en particular. Para empezar una sesión normal no suele durar más de una hora.



La respiración

La respiración es importante. Ha de ser tranquila y lenta, al tiempo que potente y natural. La inspiración ha de ser corta y normal, mientras que la espiración ha de ser larga y profunda. El practicante ha de tratar simplemente de ser consciente de su respiración sin forzarla ni pensar en ella. La postura en el zazen implica esfuerzo y dolor, sobre todo al principio, pero si se realiza de forma correcta la energía circula por todo el cuerpo incluidos determinados órganos que, a menudo y sin que seamos conscientes, permanecen bloqueados.

Tiene además incontables beneficios fisiológicos ya que las funciones cardíaca y respiratoria se regularizan gracias a la respiración y las ondas cerebrales entran en un ritmo alfa lento y zeta que reduce el estrés completamente. No menos importante es que con la práctica del zazen el estudiante acaba hallando el equilibrio de sus funciones cerebrales y la intuición y la creatividad se manifiestan libremente.

Por último al respirar de forma lenta y profunda los pensamientos confusos y personales desaparecen de la mente como las nubes desaparecen en un cielo claro. Es entonces cuando hay espacio y oportunidad para que surja el silencio interior y el espíritu se manifieste o, lo que es igual, para que la persona pueda regresar a su naturaleza original más allá de los deseos y apegos personales que le hacen sufrir y que por el sólo hecho de existir ha generado.

Cuando la postura y la respiración son correctas el practicante alcanza a atisbar en su interior la unidad con la conciencia cósmica. Se produce así una revolución interna que es difícil si no imposible describir con palabras pero que es palpable en todos los aspectos de la vida cotidiana. Ésta se vuelve más apacible y plena, la persona logra vivir el momento presente sin preocuparse por el pasado o el futuro, sin ansiedad ni miedo, sencillamente dejándose guiar por la infinita sabiduría del universo.




La actitud del espíritu

Sentados en zazen, dejamos que las imágenes, los pensamientos, las construcciones mentales, que surgen del inconsciente, pasen como nubes por el cielo - sin oponerse ni agarrarse a ellos. Como los reflejos en un espejo, las emanaciones del subconsciente pasan y pasan otra vez y terminan por desvanecerse. Y llegamos al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todos los pensamientos (hishiryo), verdadera pureza.

Esa actitud de espíritu surge naturalmente de una concentración profunda en la postura y la respiración, y permite así controlar la actividad mental, resultando una mejora en la circulación cerebral.

En efecto el cortex (sede del pensamiento consciente) descansa durante zazen, mientras que la sangre fluye hacia las capas más profundas del cerebro, las cuales se despiertan de un estado de somnolencia, ya que están mejor irrigadas. Su actividad da la impresión de bienestar, serenidad, calma, liberando totalmente despierto, las ondas cerebrales del sueño profundo 'alpha' y 'theta' (consulta si puedes con respeto a ese tema las investigaciones hechas en la universidad de Komazawa en Japón)

El zen es muy simple, y al mismo tiempo bastante difícil de comprender.
Es cuestión de esfuerzo y de repetición, como la vida.
Simplemente sentado, sin objeto ni espíritu de provecho, si su postura, su respiración y la actitud de su espíritu están en armonía, entienden el verdadero zen.