Yo dejo ir, yo dejo partir, veo lo que me enseñó y me abro a la incertidumbre de lo nuevo. |
La mayoría de nosotros vive en un contexto social que nos invita constantemente a dejar ir algo, ya sea una relación, dinero, bienes materiales, kilos de más, vicios, etc. Paradójicamente no se nos suele enseñar como hacerlo, ni se nos habla al respecto, si no al contrario, se nos invita a adquirir y nunca dejar ir, como con frases “Hasta qué la muerte los separe” “Luzca un rostro joven a sus 50 años" "Cuchillos que jamás perderán su filo" "Garantía de por vida"
Nos gusta crear la ilusión de que todo es para siempre... Pero nada lo es, y al negar esta realidad, sufrimos. Por el otro lado si nos educamos a soltar, a reconocer la im permanencia de las cosas reduciremos nuestras experiencias de sufrimiento, no por qué estemos buscando el placer o la felicidad, si no por que estamos aceptando la realidad, la realidad de que todo acaba.
Hay muchos momentos en la vida cuando podemos poner en práctica el dejar ir, de hecho podemos ponerlo en práctica desde antes de "tener" algo y nunca tenerlo para no tener que dejar ir nada en primer lugar, no se para ustedes pero para mi suena un poco complejo y no es recomendable empezar a entender una raíz cuadrada antes de aprender a sumar. Entonces comencemos de adelante hacia atrás. El momento en que pierdes algo o te ves en la necesidad de tener que decirle adiós a alguien o algo.
Paso número 1:
Darte cuenta de que nada es para siempre, piensa en ti, en tu cuerpo, en el cambio que has tenido, en lo inevitable que es el cambio.
Paso número 2:
Paso número 3:
Lo que se estanca se descompone. Imagina tu vida como un río, a la mayoría de nosotros nos gusta ver el río, nos relaja, nos da paz, por que es una de las mejores analogías visuales que tenemos de la vida, ahora imagina tu vida sin cambios, sin cataratas, remolinos o avance ligero; Tu vida sería agua estancada, y todos sabemos lo que sucede con el agua estancada, huele mal y es fuente de enfermedades... Nadie tomaría agua estancada teniendo la opción de tomar agua de un río. Piensa, ¿Prefiero ser agua estancada que permanece estática o un río que siempre estará en constante transformación?
Paso número 4:
Reconoce el miedo que genera el cambio. Nos gusta estar en lugares familiares, con gente conocida, con hábitos conocidos, con rutinas afianzadas, nos da un sentido de seguridad. Nos refuerza la ilusión de la permanencia, pero como ya has analizado anteriormente, no importa cuanto te aferres a tu vida actual, esta cambiara sin que puedas hacer algo al respecto, tienes estas dos opciones, fluir con el cambio o dejar que el cambio decida por ti. Hacer algo nuevo, dejar algo viejo, siempre trae un sentido de incertidumbre, a veces incluso miedo. Reconoce el miedo y no lo uses como pretexto, si no como un reto.
Paso número 5:
Piensa que todo es impermanente.
Cada vez que algo rompa tu rutina, cuando se rompa tu coche, cuando tu pareja te diga que las cosas ya no están funcionando, cuando tu mejor amigo/a se vaya a otra ciudad, cuando pierdas a un ser querido, cuando se rompa la tubería de tu casa... Piensa que todo es impermanente.
De esta manera tu mente y cerebro se irán acostumbrando a que todo tiene un ciclo, y cada vez será más fácil aceptar una de las reglas básicas de este universo en el que vivimos: Todo cambia.
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