Pasión
¿Qué entendemos por pasión? Tal vez esta sea la metáfora más olvidada de nuestro quehacer actual. Trabajamos sin conciencia de la banalidad detrás de las acciones humanas y nos dejamos exprimir por las imposiciones de esta dogmática sociedad moderna.
Estudiamos porque nos dicen “tienes que llegar a ser alguien en la vida”, “esta o aquella otra profesión te va a dar mayor estatus” entre otras muchas afirmaciones prejuiciosas, mientras la pasión duerme en una caverna abismal y tétrica sin posibilidades de ascender gloriosa a los niveles más puros de la conciencia.
Pasión es ardor, es entusiasmo, es exaltación por la vivencia presente y admiración perpetua por el instante que se despliega portentoso en cada experiencia. Pasión es ir más allá de los cinco sentidos hasta toparse con el ir y devenir de las cosas sin oponer resistencia a la propia sincronía de la naturaleza, la cual líricamente se abre a sí misma sin limitación alguna y se expande o contrae según el momento oportuno. Pasión es la máxima entrega del ser hacia una obra en donde sus sentimientos más profundos se transforman hasta crear un lazo inseparable con el mundo y con el otro.
Pasión es vivir. Pasión es sentir. Pasión es dejarse ir a través de los pilares que conforman los cimientos de la inconsciencia. Pasión es convertirse en niño, juguetear con la vida. Pasión es amor. Pasión es romance. Pasión es poesía. Pasión es música. Y mientras la vida transcurre según los umbrales de las ecuaciones poéticas del porvenir, la pasión inexorable clama por brotar hacia la superficie vehemente e impetuosa para traspasar los barrotes de los calabozos indolentes.